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3 abr 2025
i-DE, la distribuidora de energía y responsable de mantenimiento de las redes eléctricas del Grupo Iberdrola, trabaja junto al Ayuntamiento de Bilbao para renovar tendidos subterráneos vetustos y eliminar la tensión a 125 V, sustituyéndolos por instalaciones inteligentes. La previsión de la compañía eléctrica para este año contempla invertir cinco millones de euros en la renovación de la red de la ciudad.
La compañía energética vasca, con el apoyo del Ayuntamiento de Bilbao, está acometiendo la modernización paulatina de la red de suministro de energía que atiende a los vecinos y comercios. Es la de baja tensión, la que se expande por el subsuelo de los barrios más antiguos de la villa.
El proceso es necesario por dos razones acuciantes, según explica a Deia Javier Arriola, Director de la región norte de i-DE, la distribuidora de energía y responsable de mantenimiento de las redes eléctricas del Grupo Iberdrola. La primera es la vejez de los tendidos eléctricos soterrados en varios puntos de la villa. La segunda es el aumento de la demanda de energía como consecuencia del cambio de hábitos y de los nuevos servicios, como la carga de vehículos eléctricos o el funcionamiento de bombas de calor.
“La red de distribución ha sido la gran olvidada porque todos hemos asumido que, en general, da de sí, que ha funcionado bien, pero ahora se está quedando corta de capacidades”, especifica Arriola. De hecho, sobre las carencias de la trama eléctrica, dice que “hay que renovar mucho, ya que en torno al 30% de nuestra red tiene más de cuarenta años”.
El responsable de la empresa comenta que “Bilbao tiene mucho cable enterrado sin más, muy diferente a lo que se hace ahora, que se instalan los tendidos eléctricos canalizados y son más fáciles de reponer y reparar”.
Conducciones sin protección que con el paso del tiempo y la humedad pierden su capa exterior, lo que puede provocar cortocircuitos e incendios eléctricos, con los consiguientes cortes de suministro.
Son kilómetros de instalaciones que llegan, en general, hasta los portales de los edificios y parte de los cuales aún mantienen la tensión a 125 voltios en vez de los 220 ya generalizados desde hace décadas. De hecho, según los datos que maneja la multinacional, Bilbao y Donostia, por su configuración urbana histórica e incluso por su clima húmedo, son las ciudades del Estado más problemáticas en este sentido. “No tienen nada que ver, por ejemplo, con Vitoria-Gasteiz, mucho más moderna en cuanto a instalaciones y desarrollo”, apostilla Arriola.
Las previsiones de la eléctrica es invertir este año en Bilbao cinco millones de euros en la renovación de la red, una cifra que casi duplica los tres millones que se gastaron el pasado ejercicio y dos millones menos de los siete que espera presupuestar para el próximo año 2026.
Iberdrola tiene muy acotados los puntos más débiles de la trama eléctrica “aquellos donde podemos tener más averías”, detalla el responsable por lo que se actúa “con una priorización en la calidad del servicio”.
En este proceso paulatino de modernización tiene un papel clave la tecnificación de la red. “A la vez que la cambiamos, la convertimos en una instalación inteligente, dotándola de más tecnología para que pueda ser gestionada mejor para unos servicios cada vez más sensibles”, explica.
La colaboración entre Iberdrola y el Ayuntamiento de Bilbao se ha extendido también a otras entidades implicadas como el Ente Vasco de la Energía. El EVE puso en marcha el pasado un año un programa de ayudas por valor de un millón de euros para que las comunidades de vecinos con edificios cuya antigüedad superar los 25 años pudieran renovar sus instalaciones eléctricas y sacar de los patios interiores de manzana a las fachadas las cajas generales de protección.
Todo un proceso con el que se quiere hacer frente a una demanda que va a crecer, sin duda, los próximos años por el uso de aparatos e instalaciones que requieren energía eléctrica, por ejemplo, bombas de calor y servicios de aerotermia que “crecen a doble dígito anual”, desvela Arriola. A ello se suma un parque in crescendo, lento pero continuo, de coches eléctricos e híbridos enchufables, bicis y patinetes con batería, que usan tanto habitantes de la villa como las instituciones promocionando más puntos de recarga en todo tipo de instalaciones, garajes públicos incluidos.
Desde la compañía esperan que si se libera la regulación existente en la actualidad “tendríamos que ser capaces de aquí a cinco años de completar la actualización de la red eléctrica de Bilbao”, concluye Javier Arriola.
Fuente original: Deia
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