José Ignacio Hormaeche advierte de que los verdaderos cambios de una transición energética se miden en décadas. Él lleva ya más de una al frente del Cluster de Energía (asumió la dirección en 2013) representando a una asociación con más de 200 empresas que ha cultivado su músculo en el mercado global.

- En las XVIII Jornadas Internacionales de Redes Eléctricas celebradas recientemente en Bilbao moderó un debate sobre el papel internacional de las redes eléctricas. ¿Se han convertido en una herramienta geopolítica?

- La transición energética está haciendo que surjan oportunidades en muchas áreas de negocio, pero también una competencia muy intensa derivada a veces por una limitación de recursos. Históricamente las materias primas limitantes han sido el petróleo o el gas natural, pero ahora hay otras equivalentes en las renovables como el litio, para las baterías, que pueden derivar en tensiones a nivel global y convertirse en factores geoestratégicos. Y no solo eso, también está la cadena de valor y cómo cada país protege a las empresas que fabrican esas tecnologías en sus propias regiones.

- ¿Están las instalaciones vascas al día?

- Cumplen su función y son de hecho de las redes a nivel estatal que mejor rendimiento tienen, pero para los objetivos que nos hemos puesto hay que pegarle un arreón y volver a hacer una inversión muy importante.

- ¿Hay riesgo de llegar tarde?

- Se podría decir que hoy estamos bien, pero ya estamos avisando de que si no empezamos a tramitar y ampliar la red no vamos a poder conectar todo lo que queremos para 2030.

- La Federación Vizcaína de Empresas del Metal (FVEM) alertó de proyectos empresariales que están pendientes porque hay un cuello de botella.

- Para descarbonizar la industria, y nosotros somos un país con una importante cantidad de industria con un perfil alto de consumo de energía, hay que sustituir los combustibles fósiles por electricidad. Se las está animando a ello y las empresas están asumiendo el compromiso, pero para poder retirar el petróleo o el gas necesitan más potencia eléctrica. Hoy ya empieza a haber problemas para dotarles de esa potencia y habrá más dentro de cinco o diez años como no hagamos inversiones. Ahí va a estar el cuello de botella y la pena va a ser que haya empresas decididas a hacer inversiones y que resulte que la red no haya crecido al mismo ritmo.

- ¿Cuáles son los tiempos de espera? ¿Años?

- En algún caso puede llegar a esos plazos hasta que el operador de la red o la distribuidora encuentran la forma de darle esa potencia, y eso puede retrasar las inversiones de las empresas o incluso llegar a desincentivarlas.

- ¿Se pierden oportunidades?

- Diría que todavía no. Estamos en un nivel muy inicial y se ha empezado a dar la señal de alarma, porque empieza a ocurrir.

- El lehendakari Pradales, al hablar de la instalación de centros de datos, recordaba que no solo se necesita suelo, sino que la energía supone un tema crítico.

- El crecimiento de la economía digital hace que necesitemos muchos centros de datos que suponen un nuevo consumo eléctrico del que son muy demandantes. Si queremos contar con ellos en nuestra geografía, la red tiene que ser capaz de absorberlo y, además, ofrecer una potencia suficiente y tramitarlo en un plazo razonable. Tener una red preparada que ofrezca una buena conexión eléctrica, potencia suficiente y un coste competitivo será una forma de atraer inversiones.

- Mikel Jauregi, consejero vasco de Transición Energética, anunciaba una inversión de 160 millones en instalaciones renovables para autoconsumo. ¿Son unos objetivos ambiciosos?

- Para Euskadi son ambiciosos, pero ojalá se haga mucha inversión porque para nuestras empresas sería como contar con un muy buen escaparate en el que implantar y mostrar a todo el mundo el nivel de innovación y de competitividad.

- ¿Y la cadena de valor puede atender todos los pedidos?

- Sí, está preparada. La presencia de las empresas vascas en España y en todo el mundo es nuestro punto fuerte. Hay 26.000 personas trabajando en ellas y un 10% se dedican a la innovación, que es una de nuestras grandes fortalezas. Lo que hace falta son señales del mercado de que las inversiones se van a hacer. Las empresas quieren aumentar su cadena de pedidos e invertir en sus líneas de producción, muchas de ellas ubicadas en Euskadi.

- Si hay un interés inversor, una necesidad clara de energía, empresas potentes en Euskadi… ¿Qué justifica el riesgo de que las redes se queden escasas?

- A nivel de desarrollo de renovables en España hubo un largo parón con el famoso déficit de tarifa (se eliminaron de un día para otro deteniendo las inversiones, lo que empujó a las empresas a acudir a los mercados internacionales, como explicó Hormaeche más tarde). Desde hace un tiempo se está retomando. El Gobierno vasco tiene a punto el nuevo PTS (Plan Territorial Sectorial) de energías renovables, que será la herramienta de planificación territorial para asignar las ubicaciones adecuadas para las plantas.

- ¿Y cuál es el peligro?

-El reto será conseguir que el entorno regulatorio y social permita que vayamos a velocidad y que las inversiones se hagan a buen ritmo: los permisos, la regulación, la aceptación social…

- ¿Se apunta a plazo largo?

- Esto son décadas. En la planificación energética hay que pensar en décadas para las infraestructuras y tener muy en cuenta los cambios tecnológicos y la aceptación social. Ningún cambio de cierta importancia ocurre de forma fácil, pero a medida que las instituciones y los que estamos en el entorno vamos identificando las señales, se avanza. Se ve, por ejemplo, en la movilidad eléctrica. En Euskadi empezó en 2010, cuando EVE (Ente Vasco de la Energía) y Repsol crearon conjuntamente Ibil. No ha habido recargas rápidas, pero ya se empezó con la concienciación y llevamos ahora 14 años con esto. ¿Ha crecido? Sí, claro, aunque no al ritmo que querríamos. La movilidad eléctrica va a estar y no nos la podemos perder.

Noticia original: El Correo