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2 sep 2023
La compañía vasca se prepara para nuevos encargos de su socio noruego, Aker, tras el hallazgo en el Mar del Norte del yacimientos de hidrocarburos más grande de la década.
Tubacex, en su planta de Amurrio y en la austríaca de Ternitz, fabrica estos conductos que se integran en el tubo umbilical para extraer gas en los fondos marinos. La compañía noruega Aker firmó recientemente un contrato de 70 millones de euros con Tubacex para recibir y armar estos conductos. Una venta que supone elevar la cartera de pedidos de este sector en la empresa vasca a niveles récord y el reconocimiento a la tubera vasca como una de las dos únicas que hay en el mundo con capacidad de vender directamente al 'tecnólogo', que es como se conoce al montador final.
El logro abre la puerta a nuevos pedidos para los que ya se prepara Tubacex dado que su socio noruego, Aker, prevé una inversión de 17.300 millones y ha anunciado este verano el hallazgo del yacimiento de hidrocarburos más grande del Mar del Norte encontrado en la última década. Las piezas fabricadas por Tubacex recorren kilómetros de distancia en el mar llevando las canalizaciones de datos clave para la gestión de un pozo de gas o de petróleo. En su interior se encuentran diversos conductos que trasladan por separado desde el propio combustible hasta cables de fibra que envían información recogida de los sensores, pasando por fluidos para lubricar puntos críticos de la infraestructura.
Las exigencias de calidad y los requisitos que debe superar el tubo son de las más duras del mercado. Así, debido al hecho de que una vez instalada la pieza no puede recibir mantenimiento, se debe garantizar un uso durante 25 años sin afecciones. El reto reside en la gran capacidad de resistencia a la corrosión que debe soportar el tubo, así como la flexibilidad que debe ofrecer. Las distancias que cubre pueden ser de cientos kilómetros y eso requiere de soldaduras de precisión entre los diferentes tramos.
En la planta de Amurrio, los umbilicales fabricados alcanzan los 20 metros, mientras que en la austríaca rondan los 13 metros. Esos tramos de tubo deben soldarse cubriendo entre sí para cubrir esas distancias sin el riesgo de fisuras. Luego son integrados en la manguera final, montados en bobinas que se despliegan en el mar desde un barco.
Noticia original: El Correo
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