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27 Jun 2019
El programa DURABLE quiere potenciar las energías renovables en el eje Atlántico, desarrollando equipos que reduzcan los costes de mantenimiento de los parques eólicos y solares. Alerion Technologies ha sido elegida como único socio industrial del proyecto
Un dron de siete kilos de peso se eleva del suelo en una campa de Oiartzun, se acerca a un aerogenerador y comienza a recorrerlo pala a pala minuciosamente, sin olvidarse del eje central. Se asemeja a un enorme y grácil abejorro –incluido el zumbido–, pero se trata de un sofisticado ingenio volador en fase de pruebas de la empresa donostiarra Alerion Technologies. En los ensayos se utiliza un molino de viento levantado ‘ex profeso’ para esta función, ubicado en el campo aledaño al taller de la firma en la localidad citada.
Alerion Technologies, una ‘startup’ fundada en 2015, ha sido elegida como único socio industrial del proyecto Durable, financiado por la UE con un presupuesto de 3,9 millones de euros. El objetivo del mismo es impulsar las energías renovables en la región Atlántica, mediante el desarrollo de proyectos que reduzcan los costes de mantenimiento de los parques eólicos y solares. Además de Alerion Technologies, Euskadi está representada en esta iniciativa de la UE por la cooperativa Lortek (Ordizia) y por el Cluster Vasco de la Energía.
Las dos firmas van de la mano, porque los ‘ojos’ del dron son cámaras térmicas capaces de penetrar hasta la estructura interior de los aerogeneradores. ¿Cuál es el objetivo de ‘husmear’ los molinos de viento condichos sistemas ópticos? La respuesta la da Oier Peñagaricano, fundador y CEO de Alerion Technologies. «Se trata de detectar o prevenir fallos tanto en el exterior de los molinos como en el interior. Colocando sensores en los drones, las compañías energéticas evitan que los operarios se tengan que colgar de estas enormes estructuras para realizar inspecciones visuales. Los drones –resalta el CEO– reducen los riesgos de accidentes, ahorrando tiempo y dinero».
Este sistema de conservación preventiva resulta especialmente indicado para los aerogeneradores instalados en alta mar. Estos llegan a alcanzar los 200 metros de altura, con palas de 160. Dimensiones que, ante la necesidad de rentabilizar al máximo estos parques, baten récords de gigantismo casi cada año. De hecho, las máquinas actuales más comunes son de 8 MW, pero ya se están desarrollando las de 12 MW.
Peñagaricano añade que el uso de drones también resulta eficaz en la inspección de plantas solares. Los paneles fotovoltaicos se extienden sobre superficies amplísimas, de manera que el control aéreo resulta más rápido que el efectuado sobre el terreno. Además, añade el CEO, para que los datos resulten fiables, la recogida de los mismos precisa que el sol se encuentre en la misma posición y, por tanto, se necesita que la toma de los mismos se efectúe en el menor tiempo posible.
Oier Peñagaricano señala que las ventajas del uso de este tipo de equipos «resulta evidente», al tiempo que añade que la complejidad del proyecto radica en «instalar la tecnología de inspección en un dron y que disponga de la autonomía suficiente para realizar el trabajo. Ese es el reto».
Y aquí Lortek –Corporación Mondragón– juega un papel clave. Eider Gorostegi, responsable de control y evaluación de la firma, explica que la cooperativa se ha especializado en chequear, mediante equipos térmicos, si una determinada pieza presenta fallos. «El ‘plus’ que queremos ofrecer a la industria es facilitar inspecciones automatizadas, es decir, sin que haya operarios trabajando en espacios complicados, con poca luz o ensuciando componentes. En el caso de elementos externos de difícil acceso, la mejor opción es introducir cámaras térmicas en los drones».
Lortek también se ha especializado en reparar piezas o en producirlas de nuevo. Lexuri Vázquez, investigadora de procesos de unión, explica que la cooperativa aporta al proyecto Durable la fabricación aditiva en metal, una tecnología que permite arreglar con rapidez componentes de los aerogeneradores o, si es necesario, replicarlos desde cero. «Todo son ventajas –afirma la investigadora– porque se aligera el peso de las piezas, se ahorra en costes de material y se pueden personalizar».
Oier Peñagaricano considera que el proyecto Durable es esencial para Euskadi. «Vivimos en un mundo muy competitivo y necesitamos estar en vanguardia, porque somos una región pequeña y tenemos que distinguirnos. Contamos con grandes empresas energéticas y de fabricantes de componentes para aerogeneradores, pero carecemos de compañías potentes que se dediquen al mantenimiento».
Marcos Suárez, miembro del cluster de la Energía, corrobora la importancia del proyecto para el País Vasco. «Muchos aerogeneradores están a punto de cumplir veinte años de funcionamiento. A las empresas que los explotan les surge la duda sobre si es conveniente reemplazarlos o alargar su vida útil. Para tomar esta decisión resulta fundamental disponer de equipos fiables que predigan si van a tener averías, de ahí que esta iniciativa resulte tan interesante».
Alerion se fundó hace solo cuatro años y es ya una firma referente
Las dos compañías guipuzcoanas trabajarán codo con codo con centros de la entidad de la Ecole Supérieure des Technologies Industrielles Avancées (Bidart), el Centro Avanzado de Tecnologías Aeroespaciales (Sevilla), así como las universidades de Dublin y Bristol. En el consejo asesor se encuentran empresas como Abengoa y las francesas Altran y Drona’tech. Ante esta pléyade de talento, surge la pregunta de por qué Alerion, con solo cuatro años de vida, ha logrado situarse como único socio industrial. «Tenemos una tecnología de navegación totalmente autónoma –responde Peñagaricano–. Le das a un botón y el dron recorre él solo el aerogenerador desde muy cerca, porque es necesario situarse así, a un solo metro de distancia, para que los datos sean fiables». El curriculum de Oier Peñagaricano también ha servido como aval para desarrollar su empresa. Doctor en Ingeniería Aeroespacial por la Universidad de Michigan, trabajó en GMW y posteriormente fundó la compañía Black Swift Technologies en Colorado, junto a investigadores de la universidad de ese Estado. La creación de Alerion contó con la ayuda de la Agencia Espacial Europea.
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